Hace un par de meses decidí ir al instituto de mi pueblo, Torrelaguna, para hablar a los chavales de poesía y literatura. Pensé en esto porque yo en el instituto no entendía la poesía y me resultaba incomprensible. Por eso, decidí ir a leerles algún poema de fútbol, de sociedad, y por qué no, también de amor. La profesora de lengua de los chavales, Mª Paz Soler, una profe de las que no dejan de enseñar una vez que termina la clase, me dijo que si, que no había problema y que le gustaría que fuera a las clases de segundo de Bachillerato, de Sociales y Ciencias.
Y ayer estuve hablando con los chavales de poesía, literatura, curro, y más cosas. La primera charla fue a las 8.30, con los chicos de Ciencias y les pillé algo dormidos pero se entonaron rápido (más que yo) riendo con algunas tonterías que les iba contando o con algunos poemas. En general sentí una respuesta muy buena, e incluso alguno se acercó al final de la charla para decirme que le había gustado algún poema en concreto.
La segunda fue a las 11.30, con los chicos y chicas del Bachillerato de Sociales. La verdad es que este grupo andaba más despistado o despierto al principio (quizá por la hora) pero me hicieron bastantes preguntas sobre mis viajes o cómo currar en el extranjero. Al igual que los de la otra clase me comentaron los poemas que les habían gustado más que otros. Entre los comentarios que me hicieron, hubo uno que me llamó especialmente la atención. Me dijo que el poema que más le había impactado era uno sobre el paro. Aquí os lo dejo:
Y quedarse
parado no es cosa de un momento;
poco a poco
se te funden los tendones y las piernas,
minuto a
minuto se te pudre la fresa de tu lengua
y ya no hay
agua
no hay
refugio
y día a día
se te adelgaza el ciervo de la noche y no sabes
que pasan
los minutos y se te amontona el hambre
en el futuro
no sabes que
hay termitas en tu cintura,
que hay
termitas en tu salario
que hay
termitas en el compañero de al lado
que hay
termitas
hambrientas
en tus ojos
vivos
que aún se
mueven.
Quedarse parado
no es cosa de un momento;
Las termitas
muerden muy despacio.